EL PODER DE LA MIRADA

EL PODER DE LA MIRADA

. Existen diversas maneras de ver, un cuadro antiguo actualmente nos muestra lo mismo que mostraba cuando se pintó, sin embargo no miramos lo mismo y no vemos lo mismo. Esto se debe a que la mirada es fruto de la acumulación de experiencias visuales que contemplan fenómenos nuevos antes inexistentes.

Actualmente disfrutamos de experiencias que hace siglos eran insólitas como las vistas verticales del territorio mediante aviones o las imágenes satélites de cualquier lugar del planeta.

Se percibe un inicio por el placer de la contemplación de los lugares y una nueva cultura visual urbana. Se generan nuevos tipos de espacio. El espacio urbano ideal será el triunfo de una mirada intelectualizada, científica y matemática que se opondrá a la percepción del paisaje real, que todavía en esa época carece de interés.

. La sensibilidad se hace dual en aquella época, entre el ideal platónico  de formas irregulares y mutables, una mirada que capta fenómenos imprevisibles del mundo real, y la del empirismo aristotélico cuya serenidad y orden se debe a una mirada científica y matemática. Aunque poco a poco fue disminuyendo la escena teatral y aumentando los detalles a elementos de la naturaleza, en el Renacimientos e sigue dando interés a la “idea” que a los ambientes naturales. 

La diferencia entre los cuadros chinos, los holandeses y los italianos reside en la “percepción”, los primeros tienen en cuenta el aire, la luz, las sombras, sonidos, colores, texturas, humedad, brisa, temperatura, insectos…tienen un interés perceptivo que aún nosotros no tenemos. Frente a una mirada paciente como la oriental, los europeos hacen una mirada instantánea del entorno.

En el siglo XV había habido un desarrollo importante de la cartografía y de las técnicas de representación del territorio. La confección de mapas tuvo un enorme interés político y económico, demostraron ser útiles como elemento militar y estratégico porque se reconocían territorios, cerco de ciudades, etc. En los Países Bajos la cartografía adquirió importancia particularmente durante el siglo XVI pues era una herramienta necesaria para poder realizar los grandes proyectos de desecación de tierras y canalización de aguas, y  para la navegación comercial. A pesar de la fidelidad de los mapas hay elementos irreconocibles para el profano por ejemplo los límites de una comarca, que consiste en una línea virtual. Es entonces cuando aparecen los dibujantes de vistas topográficas, representando ciudades o puertos a vista de pájaro dejando atrás la vista perpendicular al terreno de los mapas. Estas vistas se refieren a lugares concretos y necesitan ser fieles a la realidad. Esto lo diferenciaba de la pintura renacentista que representaba más escenas inventadas.


En el siglo XVII los mapas se especializaron y en algunos casos se hizo necesaria la idea de horizonte, mapas con accidentes topográficos y vistas de pájaro. Mostraban cómo se vería desde el aire, cuando aún no se podía tener esa experiencia y se pasará a una cónica frontal y a la representación de los paisajes.

. Los aspectos geográficos no importaron del mismo modo en el arte italiano que en Holanda donde sí tuvieron amplia relevancia, al tener que buscar esos nuevos temas artísticos. Las primeras imágenes del paisaje autónomo datan de finales del siglo XVI por parte de Hendrick Goltzius, las imágenes no inventaban sino que son testimonio de un fragmento geográfico. En dibujos porque eran trabajos de campo y se consideran los primeros auténticos paisajes que abrieron camino a un nuevo género de representación panorámica del territorio, heredada de los modos de representación de la cartografía. Existió entonces un libro con el término paisaje, de Her Schilder Boek, que sin embargo era un tratado de pintura donde además del término paisaje se desvelaba interés por todo lo paisajístico.

Otro factor importante para el género que aparecerá en Holanda fue el enorme aprecio por el territorio que la sociedad tenía, porque cada metro cuadrado era resultado de una labor difícil, pues tenían que ganársela al mar. Por otro lado la topografía plana de los Países Bajos provocaba que la vista se prolongase hasta el horizonte. Inicialmente serán paisajes más planos pues carecen de elementos ubicados en primer término y no existe profundidad, los referentes como casas, campanarios, etc, simplemente se sitúan como hitos, no como elementos evocadores.
Con el paso del tiempo el género tuvo que afianzar su independencia respecto a trabajos cartográficos de manera que se bajó la línea del horizonte dándole más amplitud al cielo y los hitos se convirtieron en “tema” de la pintura del paisaje.

. Haarlem ha sido motivo de distintas representaciones paisajistas. Esta ciudad, tras los disturbios quedó en mal estado y necesitó de un par de décadas para reconstruir todo lo destruido. En la década de 1590 hay un impulso en la economía y en la industria, de manera que reciben mucha inmigración, entre ellos algunos de los intelectuales que fueron los que se preocuparon por la prosperidad cultural del país. Por otro lado el orgullo nacional genera vistas pintadas llamadas “Haerlempjes”, en 1618 se da el primer cuadro al óleo de una vista urbana. El perfil de la ciudad emerge como hito (característica común de las vistas holandesas).Se trabaja con la sensación de lejanía restándole nitidez a los elementos, añadiendo bruma, con los claro-oscuros y con un tratamiento muy especial del cielo.


. Los mapas con función decorativa fueron habituales en los hogares burgaleses del siglo XVI. Permitían un conocimiento del mundo porque generalmente además de la representación perpendicular al suelo, disponían de una serie de vistas complementarias de ciudades alrededor. El orgullo por las ciudades a la que se pertenecía condujo a potenciar el ennoblecimiento y belleza de sus entornos más significativos. Así se desarrollarán las vistas urbanas que aparecerán por primera vez en “Civitates Orbis Terrarum”(1572-1617) que mostrarán las siluetas de ciudades mediante una representación heredada de las vistas topográficas, creando los paisajes urbanos. Estos paisajes urbanos consistían en una combinación de planos, cuyas transiciones se efectuaban  por sutiles variaciones cromáticas. Estos planos eran:


o Primer plano: donde se encuentran personas, llegando a identificarse sexo y oficio.
o Segundo plano: río, para dar distancia suficiente y poder representar la ciudad en toda su extensión.
o Tercer plano: torres, tejados característicos, caseríos, etc.